domingo, 3 de abril de 2016

CAPÍTULO 2. EL PODER DEL CORAZÓN

Ayer 02-abr-16, viví en el Valle Azul el día más desarmónico, desde que volví a mediados del 2009. El miedo colectivo se apoderó de la mayoría, debido a un paro armado declarado por la organización ilegal “Los Urabeños”. El alcalde Fico dice que las bandas criminales están en las ciudades, que juegan con el miedo colectivo y que negar realidades hace daño a la ciudad. Estamos de acuerdo, la aceptación de una realidad es el primer paso para la transformación de la misma y debemos conversar con hechos reales y aceptarlos.

La razón de la ciencia nos indica que todo es energía y que las energías afines se atraen. La zozobra de ayer es el espejo de la sociedad. Todos somos responsables de nuestra realidad. No fue provocada por los malos para crear terror a los buenos. La energía no sabe de malos y buenos, solo de vibraciones afines, resonancias, conciencias afines, que se esconden en el inconsciente colectivo. El aire del Valle Azul está contaminado,  en niveles que ponen en riesgo la salud pública, en resonancia con la razón del inconsciente colectivo que está contaminada de rencores y odios, bandos de la sociedad polarizadas, ciudades divididas por ideologías e intereses políticos y económicos. Todo es energía, negarlo hace daño a todos. 

Fico es el Alcalde de Medellín, la cabeza visible de esta ciudad y debe asumir la responsabilidad política de la desarmonía vivida. Eso no significa que renuncie, como creen muchos que deben renunciar otros líderes con mandatos democráticos. Con eso no solucionamos problemas que competen a todos. Responsabilidad es responder y es el precio de ejercer cargos públicos emanados de la democracia participativa. 

No he podido comprender algo. Hay una parte de la comunidad del Valle Azul, que quiere terminar con las negociaciones de las FARC en Cuba, porque los guerrilleros siguen con actos terroristas y no muestran actos de buena voluntad. En el Valle Azul se redujo el número de muertes violentas, en parte al “pacto de fusil” decidido por las bandas criminales presentes en todo el territorio. Un pacto que se ha cumplido por varios años y por ende, es un hecho de buena voluntad. Sin embargo, la misma comunidad que quiere que el conflicto armado con la FARC continúe, quiere que también se lleve a cabo en todo el territorio del Valle Azul para erradicar a estas bandas criminales. ¿El poder de la razón de las armas es la única forma de alcanzar la paz? ¿Cuántos años y muertes necesitamos para erradicar a las FARC, ELN y a las bandas criminales? ¿No será que nos falta la paz en el corazón para crear condiciones de paz desde la razón? Seguimos en el círculo vicioso de inseguridad, ilegalidad e inequidad social, pues la violencia, alimenta la violencia. Física pura: las energías afines se atraen.


En la convivencia que tenía el Valle Azul con el “pacto de fusil”, habían muchas cosas por mejorar. Creo que la micro-extorsión a la comunidad se debe trascender, que hay recursos suficientes para crear Comunidades Productivas en Convivencia; que mientras la vida se respete, podemos conversar con todos; que debemos trascender leyes corruptas que nos hacen matarnos entre nosotros; que el poder del corazón, salva a la fuerza de la  razón. Creo en el principio cristiano de amar a tu enemigo y que una casa dividida, desaparece.




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