lunes, 23 de junio de 2014

Mi experiencia de ser papá

Dentro de mis roles en esta experiencia de vida, la de ser papá es muy importante, afecta mi vida emocional y me motiva y da fuerzas, en mi vida laboral. Ha sido de las experiencias, más complejas que he vivido. Sin embargo, doy infinitas gracias por ser papá y soy feliz de serlo.

Para poder ser papá, tengo que agradecerle siempre a la mamá de mis hijos, porque sin ella, no lo sería. Siempre la amaré, aunque no podamos vivir juntos y espero que algún día podamos tratarnos mejor, aunque el trato de hoy no genere conflicto. La experiencia de ser papá depende mucho del sentimiento que pueda tener la mamá hacia el papá. Hay quienes colocan emociones extrañas en los sentimientos de los hijos hacia su padre y con ellos, me ha tocado y me toca lidiar. Todos aprendemos a sentir en el vientre de la madre y ese cordón umbilical, no se rompe fácilmente y de ahí la inmensa responsabilidad que tienen las madres en la vida emocional de la Humanidad. ¿Porqué creen que uno de los días más violentos del año, es el día de las madres?

Nunca tuve "sorpresas" ni avisos de embarazos no deseados y supe antes de casarme, quién sería la mamá de mis hijos. Viví una vida de soltero diría que buena, pude vivir más cosas, pero viví mis locuras que fueron muchas, intensamente. La mujer en mi vida ha sido muy especial, viví muchas pero muchas cosas y podría decirles a todas ellas, como dice la canción, que los mejores momentos de mi vida, las he pasado al lado de una dama. He roto corazones y me han roto el corazón; he amado intensamente a seis damas y ellas me han amado: cuatro de soltero, la quinta con la me casé, la sexta después que me separe y no la veo desde hace 9 años. Jamás las olvidaré, el amor es eterno, y espero la séptima dama y última, la de la perfección, mi Alma Gemela y la invoco acá, porque siento que hará parte de mi experiencia como padre. Amor, te he esperado y me he preparado para encontrarte y amarte. Fui mujeriego de soltero pero me case y deje de serlo y aunque soy divorciado, llevo una vida de celibato, aunque no soy ciego, esperándote.

La experiencia de ser papá, depende mucho de la experiencia vivida siendo soltero y sin hijos. Por eso creo, que los jóvenes se deben de cuidar y vivir intensamente, y aunque hay hermosas excepciones de padres jóvenes, la responsabilidad de ser un buen padre, es inmensa, titánica, la experiencia más grande de todas. Hoy soy papá de dos adolescentes de 17 y 13 años. El mayor vive conmigo y la menor con la mamá y eso hace más complejo ser papá.

Me ha parecido hermoso y placenteramente mágico, que de un polvo surja la vida. La vida surge del padre y la semilla se completa y germina en la madre. Mis hijos fueron creados a plena consciencia por su madre y yo. Cuando decidimos tenerlos, los tuvimos y sabemos en que momento exacto se concibieron. Fue mágico, fue en lo único que nos hemos puesto de acuerdo su madre y yo. De novios queríamos dos y de esposos los tuvimos. Y por esto, la experiencia de ser padre, estaba programada en mi vida y en la visión de mi planeta azul, ellos fueron el motor para darme la templanza y querer construirles un mundo mejor. Hoy mi hijo me apoya en la fundación y en una veeduría ciudadana, lo hace libremente, entra el 7 de julio a estudiar ingeniería mecánica y es rebelde con causa, como yo. Y mi hija, es otra rebelde con causa, libre, un toro salvaje, leal con sus amigas y principalmente leal con ella misma. Jodida, pero no se deja joder de nadie, como su mamá. Los amo, los amo entrañablemente. Los dos son hinchas del PODEROSO DIM y los dos, saben decir no a sus amigos, porque ya lo he vivido.

Creo en mis hijos. Creo en ellos más que en sus profesores. Una vez me dijo un profesor que en los hijos no se podía creer. Le contesté que yo en los míos sí creo. Y hasta ahora, nunca me han desilusionado con contarme algo que luego me doy cuenta que es mentira. Los problemas en los colegios, siempre al final, el profesor ha cedido ante el poder de la verdad de mis hijos. No han sido los mejores estudiantes, nunca se los he exigido; y siempre, han cumplido con sus propias metas y logros. No son perfectos, yo tampoco ni su mamá. De hecho, escribo esta nota, con un disgusto con mi hija y dejo en manos de Dios, que me brinde Sabiduría para mejorar la actual relación que tengo con ella.

Para mi, ser padre ha sido complejo, por el equilibrio que se debe encontrar entre autonomía y autoridad, en medio del sentimiento que se tiene por los hijos. Un profesor puede ejercer este equilibrio más fácilmente, porque no tiene el componente del sentimiento que se tiene por un hijo. Uno debe facilitar el proceso de construir alas muy fuertes para que los hijos vuelen muy alto; pero a la vez, siempre existe el temor de que algo le suceda a los hijos en el vuelo y más, si la altura es alta. Hoy no se puede encerrar a los hijos en una urna de cristal y negar que existe la delincuencia, la violencia, el sexo, la droga, el alcohol, el tabaquismo, la rumba, la adrenalina de los excesos y de lo prohibido, las diferentes inclinaciones sexuales, la corrupción, la falta de ética, las leyes corruptas, la religión, la educación que forma máquinas autómatas para el sistema, el exceso de información y entretenimiento que aleja de la reflexión autónoma, la adicción a los medios masivos de información y a la tecnología, las redes sociales, la policía que hace que uno se sienta vigilado y no cuidado; las multinacionales, gremios empresariales y políticos, que no les están construyendo un futuro, aunque digan que trabajan por los hijos.

Hay quienes creen que aumentando los horarios de los colegios públicos, pueden meter en un urna de cristal a los hijos. La experiencia de la aplicación de los valores en que se forman los hijos, se da en la calle, y no haciendo fila, de menor a mayor, en las j-aulas de clase. Un hijo que aprenda a decir no ante la tentación de la calle, es un ser virtuoso que da confianza a un padre. El miedo a que diga si, es el miedo del padre que no tiene claro su responsabilidad como padre.

No nos enseñan a ser padres y estamos en tiempos de muchos excesos que alejan a la formación del carácter a través de la ética. Esta es la experiencia compleja de ser papá y más, cuando se es divorciado. Hoy hay muchos padres divorciados, muchísimos.

Por eso siempre trato de hacer con mis hijos, lo que me señala el corazón, aunque se levanten en contra las tradiciones sociales, su mamá y las familias políticas, incluyendo la mía. En el corazón mora la Sabiduría de Dios y hoy más que nunca, los padres debemos estar sujetos a esta Sabiduría y hacer su voluntad, aunque sea extraña y loca, para las leyes y normas, diseñadas por personas religiosas y poco espirituales, o burócratas faltos de ética, que tratan  de prosperar, defendiendo modelos de desarrollo que no son defendibles, a través del ojo de la experiencia diaria. Mucha de la violencia y la delincuencia que nos produce temor cuando los hijos salen, son frutos del sistema que generan inequidad social. Un hijo estudiado sin oportunidades o con un emprendimiento fallido por falta de recursos económicos y financieros, puede ser tentado a caer, en los excesos de una sociedad falta de ética. Los jóvenes están viendo que los adultos les cierran el margen de autonomía hacia el futuro, porque están más comprometidos por aumentar sus riquezas, que por generar un modelo de desarrollo que sea sostenible permitiendo el desarrollo del ser humano. Y todos, dizque por los hijos.

Muchos de los miedos de los padres, tienen la génesis, en los que pregonan la ley y el orden. Que responsabilidad tan enorme tiene el actual sistema educativo, en los múltiples problemas que tienen hoy los padres con sus hijos. 

“El fenómeno de la violencia, como expresión extrema de los conflictos, tiene, sin duda, una raíz en la protuberante falla estructural de nuestra educación. Una educación que – salvo, claro está, las excepciones – menosprecia la formación del carácter y deja que se multiplique el germen de la destrucción, porque tolera la primacía de los impulsos internos y las circunstancias externas, al tiempo que fomenta el adormecimiento de la conciencia moral y de la voluntad individual, al permitir la ruptura inhumana de la dirección ética que – según el concepto aristotélico – debe orientar hacia la conquista de valores.[1]

He cometido errores, los sigo cometiendo y los cometeré. Aprendí del libro "Conversaciones con Dios" que debo enseñarles conciencia, honestidad y responsabilidad. Amo la libertad y les promuevo su libertad, pero con su infaltable compañera: el respeto por la vida. Libertad sin respeto por la vida, cae en libertinaje, el mismo en el que viven muchos hijos. Apenas estoy empezando, van por la adolescencia, pero tengo la certeza, de que mis hijos son seres dignos de una sociedad que debe promover el respeto. Mis hijos son respetuosos pero no bobos.

No se que pase en el futuro, solo hablo por mi experiencia hasta hoy. La conciencia me dice que debo meditar cada día más, aprender la Sabiduría del Espíritu, confiar en la protección Divina que tienen mis hijos y esperar que llegues Alma Gemela, para que los conozcas, porque aunque no son tus hijos, son los míos, y quién me ame debe respetar a mis terneritos. Te garantizo que ellos te van a respetar, lo que no significa que serán tus amigos, porque yo no puedo exigir la amistad de nadie. Yo aprenderé amar a los tuyos o a los nuestros.

Gracias hijos míos, por permitirme ser su papá y haberme escogido, porque en mis creencias, somos Almas que venimos de la misma fuente, y en un acuerdo Divino que hoy no recordamos, acordamos que yo venía primero a este mundo y luego ustedes. Por eso, estamos abriendo camino al Planeta Azul. para que ustedes puedan vivir mañana, compartiendo con una Humanidad llena de amor, libertad y paz. Quiero conocer a los nietos de mis nietos, ese es mi reto. Es una locura, lo se, por eso quiero conocerlos, porque creo que la lo-cura, cura al de-mente que creyó en la razón sin corazón y se hace cadía día más viejo, porque el corazón se arruga día a día.

Solo el tiempo dirá si fui un buen padre. Lo dirán sus testimonios, en sus vidas y corazones, en sus hijos y nietos. Y si alguno de ustedes, comete un error que cause dolor a sus propias vidas, o las de otros, incluyendo la mía, siempre serán mis hijos, siempre, siempre. Deje hace un buen tiempo, a un "padre celestial" que le dio por castigar eternamente a sus hijos, en medio del crujir de dientes, si se portaban mal, en un pestañeo de vida, que es esta vida. Deje la religión y conocí el Espíritu, el Amor del verdadero Padre y Madre celestial, que es puro Amor, y que me enseño, que ustedes son sus Hijos, al igual que yo, y que mi responsabilidad es cuidar de sus hijos hasta que ellos se puedan cuidar por sí solos.

Dios te amo y gracias por permitirme ser papá.

[1] “LA FORMACIÓN DEL CARÁCTER A TRAVÉS DE LA HISTORIA” Roberto Montoya Sánchez. 1986.