jueves, 20 de septiembre de 2012

LA SOLUCIÓN AL MAL (1)



Como lo he escrito varias veces, decidí experimentar los principios de la educación a los hijos, propuestos en el libro Conversaciones con Dios de Neal Donald Walsh: conciencia, honestidad y responsabilidad. Y como creo, que los adultos nos olvidamos de la experiencia del amor por dejar de ser niños, quiero enfrentar este tema tan serio, como es la solución al mal, desde la perspectiva de la educación a los hijos, propuesta por Dios.
La conciencia es el reconocimiento y dominio de las dimensiones esenciales del Ser: espíritu, mente, emociones y cuerpo físico. Somos seres espirituales y no es una doctrina religiosa. La materia que vemos, incluyendo nuestro cuerpo físico, es energía en vibración y por lo tanto, requiere de una “inteligencia” que la mantenga en la forma en que la percibimos y le llamamos orden. Los principios termodinámicos, nos enseñan que la energía tiende a su estado natural, sin forma, es decir, el caos, la entropía. Por eso, nos han enseñado en la religión, que de polvo somos y en polvo nos hemos de convertir.
Cuando nos convertimos en polvo, esa ·”inteligencia” sigue viva y se llama el alma. Dice una frase en la película Titanes: “Todas las almas son eternas, solo las justas, son inmortales”. Nuestra educación siempre nos ha enseñado que nacemos, crecemos, nos reproducimos y morimos; y como aceptamos esta enseñanza como una verdad incuestionable, todos morimos, dado que lo que creemos, lo creamos. Una sugerencia, cambia tus sistemas de creencias, y te cambiará la vida. La educación nos ha enseñado a ser injustos y por eso, somos mortales.
Somos injustos porque comemos y nos saboreamos del fruto del árbol del bien y del mal y por eso, arrancaron del Edén, el árbol de la vida.
La justicia nace de la desarmonía que produce el mal en el bien y el pretender buscar restablecer el equilibrio, castigando al mal. El hombre primitivo no tenía problemas en matar a otro hombre, al tener que hacerlo por sobrevivencia (que pena, me da risa ver como seguimos de primitivos). Una tribu tampoco tenía problemas de matar a otra tribu por sobrevivir (me sigo sonriendo, de los tribales que todavía somos). Y los imperios se formaron, matando en el nombre del bien, al malo (¡hey!, no soy comunista, aunque el imperio de la libertad y la democracia, me lo deberían permitir y respetar o seguimos en la guerra fría). Las muertes en el nombre de Dios, fueron por defender el bien y los malos como Giordano Bruno, entre otros, fueron muertes justas. En las guerras, ambos contendientes son los buenos y a la vez los malos, dependiendo de quién sea tu amigo. George Bush hizo la declaración de guerra a Irák diciendo: “Que Dios bendiga a nuestro país y a todos quienes lo defienden”.
Aunque la inmensa mayoría de la población mundial, es religiosa, y en su religión se prohíba matar, todos los países tienen ejército y la población celebra cuando se mata al enemigo, por hacernos el mal. El concepto de bien del hombre, justifica matar, aunque el Dios a quién se adora, lo prohíba. Y elegimos democráticamente, a los líderes políticos que nos garanticen protegernos, de todo mal, amen.
Y lo curioso, es que el mal sobreabunda y el bien, cada vez es más escaso.
La codicia justifica matar al mal.
El egoísmo justifica matar al mal.
El temor justifica matar al mal.
El poder justifica matar a la conciencia.
Por eso es que nuestros hijos nacen buenos y nosotros los hacemos malos. Quién te hizo sentir culpable de algo, en el nombre del bien, te quito la inocencia ¿Cuántos aman a su sexualidad, con la conciencia que ella es Divina? Pero a los pervertidos sexuales, hay que matarlos porque son un peligro para la sociedad y especialmente, para nuestros hijos.
Comer del árbol del bien y del mal, es hacer justicia por nuestras manos. Trascender el bien y el mal, es hacer justicia por nuestra conciencia. Como seres espirituales que somos, Todos Somos Uno, y lo que definimos como mal, es solo el espejo de una de nuestras sombras. Será entonces, ¿qué la solución al mal es cortar nuestros penes y colocar cinturones de castidad a nuestras vaginas? ¿Qué la solución es cortar nuestras manos y pies? ¿Qué la solución es sacarnos los ojos? Entonces, que hacemos con nuestra mente, que le llegan tantas ideas oscuras y que levante la mano quién no ha sentido el sentimiento de matar y comer del muerto… ¿Qué le corten la cabeza? Si, ordenaría la Reina Roja de Alicia en el País de las Maravillas.
La razón de la cabezota de la Reina Roja nos está matando y con ella, el mal crece.
Si la Humanidad se la ha pasado buscando la solución al mal, y ha matado tanto en el nombre del bien, no será que es hora de empezar a pensar seriamente, como  encontrar la solución al mal, sin tener que matarnos. Porque quién mata, así sea en el nombre del bien, está mal (¿será que me acabo de comer un bocado del fruto del bien y del mal?… me dejan tragarme este bocado.).
Yo entro en proponer soluciones para no ser parte del problema (sigo comiendo, que vaina, es que es jodido,…¡bendito sean los hábitos!).
No hay mal que por bien no venga y no es porque lo diga el refrán popular, que tampoco creo que la voz del pueblo es la voz de Dios, o si no, que lo diga Bruno y su corte de hechiceros. La ley de polaridad es una ley universal. La Humanidad viene de la oscuridad y va camino hacia la luz, por eso, aunque no parezca, no estoy criticando al establecimiento, solo estoy siendo honesto y ser honesto, es decir la verdad y es uno de los principios de la educación a los niños, propuesto por Dios en sus famosas conversaciones con Neal (Dios no solo habla con los profetas del evangelio ni solo con los pastores de las Iglesias, habla con quien quiere hablar de corazón con él, y se dispone sin temores, aunque los psiquiatras digan que no puedes oír voces, porque eres bipolar).
Si no hablamos con la verdad, no vamos a aceptar lo que hemos hecho y por consiguiente, no vamos a cambiar y seguiremos matando al mal, en el nombre del bien, para que sobreabunde el mal.
Tenemos que ser responsables, es decir, responder por lo que hacemos y como nadie puede dar lo que no tiene, nuestros hijos deben ser muy responsables porque nosotros enseñamos con nuestro testimonio, responsabilidad.
Conciencia, honestidad y responsabilidad, es la base para la solución al mal.
El mal es una enfermedad y tiene solución y no propiamente con la muerte.
Solo hay dos caminos: el amor o el temor. Debemos aceptar que matar es una solución del temor. Quién mata, teme. Hemos caminado por este sendero y es natural que lo hayamos hecho. El homo sapiens, la actual Humanidad, tan solo lleva escasos 10.000 años sobre la Tierra, aunque haya existido otros homos millones de años atrás. El homo sapiens, o el hombre (¡mujeres!, no soy machista, solo que homo significa hombre), se debió de sentir con temor en medio de una naturaleza exuberante para él. Y su primer nivel de desarrollo fue la sobrevivencia individual y de ahí, ejerció la experiencia del ego, la sensación de estar separado del otro.
Y desde la conciencia, el ego es la fuerza que hace desprender al alma de la Unidad del Todo, es decir, de la Consciencia Divina o si quieres llamarla Dios, o Alá, o Krishna, o los tantos nombres que la Humanidad le ha dado a ese recuerdo Divino, de donde proviene el alma y adonde debe regresar, convertido en Dios, y por eso, Jesucristo dijo: “sois dioses” o “yo y mi Padre, somos Uno” pero también nosotros, porque cosas aún mayores a las que Jesús hizo, podemos hacer. El problema es que no creemos, porque nos enseñaron que nacimos malos, en pecado Divino, por culpa de nuestros Padres primigenios, que comieron del árbol del bien y del mal. Y la verdad, es que nuestros padres eran temerosos, comieron del árbol del conocimiento, porque apenas estaban conociendo este Planeta. No me quiero imaginar solos y perdidos en una selva, …, nos cagamos del miedo. El Planeta Tierra era una selva y nuestros padres tenían miedo y con ese temor hemos avanzado hasta conquistar lo que hemos conquistado y solo nos falta conquistar el miedo y trascenderlo hacia el amor.
Hemos practicado el hábito del temor, de gen-eración en gen-eración, viene impregnado en nuestros genes y a eso se le llama… el mal.
Todos tenemos sombras, todos tenemos luces. Por cada sombra, entonces, ¿debemos suicidarnos? Cada sombra, hay que reconocerla, aceptarla y transmutarla, es decir, cambiar  la energía del temor en la energía del amor y como la energía es solo energía, debemos pasar del miedo al amor, en nuestras conciencias, para que le demos orden a este caos, que hemos creado y que es insostenible, y que viva Einstein, que gracias a él, podemos decir, que lo afirmado aquí no es credo, es ciencia aplicada, es decir, es conciencia.
Por temor, algunos colombianos no quieren los diálogos de paz.
Por temor, algunos colombianos no quieren los diálogos con las BACRIM, ni con los combos, ni hablar de legalización de la droga, so pena a un castigo económico de los norteamericanos o el temor que los hijos se les droguen, así les encante el trago y fumar.
Conciencia, honestidad y responsabilidad.
Por temor, guardamos riqueza a costa de perder prosperidad, porque riqueza sin seguridad ni libertad, es una gran pobreza. Y al guardarla, construimos inequidad social.
Por temor, no nos comunicamos con el espíritu, sino que preferimos que los pastores nos cuenten que hablaron y nos perdemos que nos enseñen directamente del Reino Divino, cosas que ningún homo nos puede enseñar.
Por temor, estamos enfermos, emocional y mentalmente y el sistema endocrino nos pasa la factura y con ella, la muerte. Por temor, el sistema de salud, cura, pero no sana, o ¿qué tal que todos aprendiéramos a sanarnos emocional y mentalmente? Habría muchos médicos en la calle y una industria farmacéutica con sus bolsillos vacíos, entonces ¿quién es bueno y quién es malo?
Un abrazo
ALARAMON

domingo, 9 de septiembre de 2012

Legalización de la droga (1)



Me encontré en la trilogía “Conversaciones con Dios” de Neal Donald Walsh, que la educación a los hijos, debe tener como bases la conciencia, la honestidad y la responsabilidad.
Después de reflexionar y experimentar, aprendí que era cierto. La conciencia les permite reconocer y dominar sus atributos espiritual, mental, emocional y su cuerpo físico. Con esto, religarán con la dimensión espiritual amando a Dios, aprenderán sabiduría, y con ella, unirán el corazón con la razón y cuidarán sus cuerpos físicos. Además, aprenderán a amar a su prójimo como a sí mismos. La conciencia, los acercará a sentir el verdadero mensaje del Maestro Jesucristo, aprendiendo cosas que ningún ser humano, les enseñará. La honestidad, les enseñará a experimentar vivir con la verdad y eso los hará libres. La responsabilidad, les brindará el hábito de responder por sus actos y así, ser autónomos en su proyecto de vida.
Al igual que todos los padres que leen estas reflexiones, yo amo a mis hijos y quiero lo mejor para ellos y por esta razón, como padre y colombiano, debo aportar a la invitación hecha por el Presidente de Colombia, de conversar sobre el tema de la legalización de las drogas. Con aciertos y errores, ahí voy aprendiendo a ser papá y siempre lo estaré aprendiendo,  y con este rol y la convicción de que la conciencia, la honestidad y la responsabilidad, deben ser  los principios de la actos, escribo estas reflexiones sobre este tema, que no será la única, sino la primera, y por eso esta reflexión está enumerada.
Según la Oficina contra la Droga y el Delito de Naciones Unidas, encargada del Informe Mundial Sobre las Drogas 2012, (IMSD-12) las drogas  de mayor consumo a nivel mundial son la cannabis o marihuana (3,8% de la población), estimulantes de tipo anfetaminico, excluido el éxtasis (0,75%), opio – heroína (0,4%) y cocaína (0,35%) para un total del 5,3% de la población mundial. Indica además, que entre el 10% y el 13% de los consumidores de estas drogas, tienen problemas con la drogodependencia y trastornos relacionados con el consumo de drogas y 1 de cada 100 muertes de adultos, se debe al consumo de las mismas. Ellos catalogan adultos a las personas entre los 15 y 64 años. Esto indica que el 0,689% de la población adulta tiene problemas de adicción y no quiero, como ningún padre tampoco quiere, que alguno de nuestros hijos, sea el drogadicto entre 200 personas que puedan serlo. Quiero que haya cero drogadictos.
Dice el IMSD-12 que este consumo se mantiene estable desde hace 5 años, es decir, no va en aumento. El opio y la heroína se consume mayoritariamente en Asia y Europa, la cocaína en EEUU, la marihuana en África y la anfetaminica en Asia. Esto me tranquiliza un poco, dado que vivo en Colombia, el país que moralmente, tiene el derecho de hablar sobre la legalización de las drogas, por encima de cualquier país, dado que matamos 16.000 colombianos anualmente, por los problemas relacionados con la lucha contra el narcotráfico, según datos de la Policía Nacional. Esto incluye, la lucha entre las bandas que exportan droga.
La pandemia real está en la mortandad que produce la adicción al cigarrillo. En Colombia, se mueren cerca de 25.000 colombianos por año, es decir, 156,25% más de los que mueren por la violencia de la guerra del narcotráfico. Y me pregunto, ¿Porqué no prohibimos la comercialización del cigarrillo? ¿Porqué no tratamos de criminales a los que producen este producto que mata y que le adicionan nicotina para que el mercado sea más adictivo? ¿Qué decir del alcohol? ¿Cuántos enfermos del alcohol existen, cuantos mueren y cuantas tragedias personales y familiares existen por esta adicción al alcohol? Entre el cigarrillo y la lucha contra el narcotráfico y la violencia que esto genera, se mueren por año 41.000 colombianos, es decir, un lleno por año, del estadio Atanasio Girardot de la ciudad de Medellín. Y creemos que somos más civilizados que el imperio romano con su sacrificio humano en el coliseo.
A mis hijos les he enseñado que lo principal en la vida, es la vida misma. Hay que vivir, vivir y vivir, como expresión del mayor don que nos regala Dios. Les he enseñado con el ejemplo, que aún en medio de las mayores dificultades, hay que amar a Dios, a la vida y por consiguiente, a uno mismo. Les he enseñado que son seres espirituales, que experimentan la vida física; que son almas eternas y que siempre están unidas a la Consciencia Divina y por consiguiente al amor de Dios. Que jamás deben sentirse culpables, aún con los errores de sus padres y profesores, cuando por exceso de autoridad, los hagamos sentir así. Que estoy muy orgulloso de ser su papá, y que su principal Padre / Madre, es Dios. Y además, que son seres muy especiales y que nadie es igual a nadie y por consiguiente, que tengan el valor y el amor, para ser libres de pensamiento, palabra y acción.
 Y mis hijos, de 11 y 15 años, me han demostrado con testimonios de vida cotidiana y escolar, que se aman y se hacen respetar; aún de algunos profesores poco amorosos y muy autoritarios, reflejo de la mala educación de nuestro sistema educativo, que promueve el autoritarismo, el dogma, el orden por miedo y no por amor, el automatismo, la memorización y el conocimiento teórico, por encima de la experiencia sensorial, que es la principal herramienta de aprendizaje. Predomina la prohibición a la experiencia. Los educan a ser iguales y no promueven la diferencia ni mucho menos, la tolerancia en la diferencia, y por eso, no hay concertación sino obediencia, no hay conversación, reflexión ni análisis, sino memorización y repetición. En la inmensa mayoría de los colegios públicos y privados de mi Colombia, educan a nuestros hijos alineados, sentados detrás del otro por filas, viendo la espalda de un profesor que determina que es la vida. No hay ambientes de unidad, de círculos de amigos y compañeros que aprenden imaginando.
Por eso, tengo fe y confianza en Dios y en ellos, que mis hijos no sean drogadictos. Confío, que la conciencia, los haga libres. Libres de pensamiento, palabra y acción; libres de los hábitos y las adicciones que atentan contra la vida, como la adicción a la racionalidad o alguna droga.
Debo ser honesto con mis hijos y por eso, no quiero tapar el sol con un dedo. Las drogas psicoactivas existen, han existido y existirán. El opio, la coca, la marihuana, son plantas como muchas otras, que han existido antes de que la Humanidad las conociera. Son naturales y como enseño conciencia, les digo que no hay nada por fuera de Dios. Dios es Todo y nada hay por fuera de él. Les enseño que la mata no mata, como una publicidad que ponían a un niño a afirmar eso. Los usos del cáñamo son enormes y la sanación mental por el uso medicinal de las plantas es conocida por el sistema de salud actual, pero no es conveniente reconocerla, al fin de cuentas, están sujetas a la industria farmacéutica, una de las dos más grandes del mundo, al lado de las armas. ¿Qué pensamos de los drogodependientes de las drogas farmacéuticas?
Mis hijos están en la edad que debo conversar con ellos sobre la droga y desde mi experiencia, educarlos sobre su consumo y la importancia vital de tener templanza y amor a Dios y a sí mismos, para no ser adictos a ellas; también amor a los demás, para que con su testimonio, no hacer adictos a otros. Ellos tendrán la libertad de consumirlas o no, porque no puedo tapar el sol con un dedo y no puedo encerrar a mis hijos, en una urna de cristal, a espaldas de la realidad. No puedo estar vigilándolos cuando salgan con sus amigos, sus compañeros de colegio, sus vecinos, cuando salga a la calle y vean a otros consumir cigarrillo, alcohol y droga. Por eso, debo darles herramientas de vuelo para que vuelen alto y libres, con conciencia, honestidad y responsabilidad. Y pido a Dios que me los proteja, y que nunca caigan en ninguna adicción y si caen, que me les de sabiduría para salir de ellas.
No creo en la educación del miedo y por eso, no me gusta prohibir nada. Creo en la educación del amor y por eso, me gusta la experiencia de la conciencia, la honestidad y la responsabilidad. Mis hijos, no son míos, son de Dios y el les dio la vida y por eso, solo quiero que aprendan a vivir. ¿Será que con tanta prohibición, mala educación y pésimo ejemplo de los adultos, con nuestras guerras e insostenibilidad ambiental e inequidad social y la falta de oportunidades, son tan rebeldes y violentos nuestros hijos?
Gracias a Dios, por ahora, mis hijos no son rebeldes ni violentos.
Creo que debemos trascender la muerte y la adicción del cigarrillo, el alcohol y la droga. Y para eso, la educación para la vida, y la legalización de las drogas, son de vital importancia para una nueva realidad, construida en medio de la seguridad, prosperidad y equidad social, con principios en el amor, la libertad y la paz.
“Hay suficiente de todos para todos”, conversaba Dios con Neal, y la legalización de las drogas, debe arrojar seguridad, prosperidad y equidad social para todos los involucrados en este negocio que hoy es ilícito para las leyes del hombre. Y también debe arrojar seguridad, prosperidad y equidad social, para todas las víctimas, como son la inmensa mayoría de los colombianos que vivimos en medio de la violencia y con miedo, por mandatos extraños de países lejanos, que tienen otras agendas mundialistas, y que poco les importa la matanza entre colombianos.
Presidente Santos, yo no voté por usted pero voté y creo que el único sistema político y social que puede promover el amor, la libertad y la paz, es el democrático. Lo felicito y lo apoyo por el inicio de las conversaciones con la guerrilla, por tratar el tema del narcotráfico y la legalización de las drogas, por conversar para la construcción de la paz y por visitar y atender con sus palabras de sabiduría, a nuestros hermanos Mamos, de la Sierra Nevada de Santa Marta.
Mi aporte como padre y colombiano, son estas reflexiones que hoy empiezan sobre este tema de legalización de las drogas. Yo soy un puente, soy visionario y enlazador de mundos y por eso, utilizo este blog para tejer redes sociales. Invito a quienes sientan que estas reflexiones pueden generar acción, conciencia colectiva, para que me contacten y como director de la fundación Visión Planeta Azul, pongo mi quehacer al servicio de la comunidad pública, empresarial y social, para que construyamos un nuevo equilibrio de estos sectores, y con conciencia, honestidad y responsabilidad, transformemos a Colombia en un país viable, sostenible y sustentado en el desarrollo del ser humano. Podemos potenciarnos ante el mundo; dando ejemplo, de cómo salimos de la oscuridad hacia la luz, en forma autónoma, pensando y sintiendo como colombianos, con verdadera dignidad, de cara al mundo.
Su amigo
ALARAMON