Voté para la Alcaldía de Medellín
2016/19 por Federico Gutiérrez y me siento en la posición moral para mantener
un examen público y permanente sobre su administración, aunque en general,
todos la tenemos. Me habían dicho que era un “Caballo de Troya”, pues su
discurso respecto al diálogo permanente con la comunidad y su gobierno callejero,
en realidad escondía su posición ideológica radical de disciplina y autoridad,
como ejes para gobernar.
En sus primeros 72 días de
gobierno, parecen que tienen la razón, pero he decido creerle a Fico y como
expresó en su discurso de posesión “…y
ante las dificultades siempre estaremos ahí, dispuestos a corregir y enderezar
el camino.” Quiero creerle, porque creo que debemos empezar a creer en la
gente, transformando esa conciencia colectiva de miedo. Además, tenemos algo en
común, y es la inspiración que se siente por una simple palabra de siete
letras: CREEMOS.
Fico, está enfocado en tres
aspectos: la seguridad, la legalidad y la equidad social. El uno está ligado al
otro y por ende, el riesgo de formar un círculo vicioso o virtuoso. Fico cree
que la seguridad se resuelve con el poder de la autoridad de las leyes y las
armas. Su estrategia se basa en reducir los ingresos económicos de los grupos
al margen de la ley y apropiarse del espacio público por parte de la policía. Con
pie de fuerza pretende desaparecer la venta de drogas y con la prohibición, su
consumo en los espacios públicos. Para Fico, lo anormal es el consumo de drogas
y pretende educarnos para que nos deje de parecernos normal. Esta estrategia,
atenta contra los tres aspectos, y los hechos, así lo están demostrando. Estamos
en el círculo vicioso. La convivencia ciudadana es la causa que tiene como
efecto la seguridad, legalidad y la equidad social.
¿El problema es el consumo de
drogas o la lucha contra las drogas? Fico dice que Medellín debe dejar atrás la
herencia maldita del narcotráfico y la cultura mafiosa. La idea que tiene es
acabar el narcotráfico mediante la lucha contra las drogas y los hechos
demuestran que esa lucha se perdió. Creemos que el problema de la violencia es
la lucha contra las drogas, pues atentan contra la vida y la libertad, que son
principios inherentes al ser humano. En Medellín, todos estamos cansados de la
violencia, especialmente los grupos al margen de la ley. No hay familia que de
una forma u otra, hayan sido víctimas de esta lucha impuesta por una cultura
extranjera, que hoy legaliza el consumo recreativo de la marihuana en la
mayoría de su territorio.
El consumo de la marihuana es una
expresión ancestral en todas las civilizaciones. En Colombia, la ley permite la
dosis personal de 20gr. y alguien la tiene que suministrar. OEA dice que se
puede pasar de un mercado ilícito a uno lícito. Alcalde Fico, creo que es
tiempo de conversar con la comunidad y dejar de tapar el sol con un dedo y
llegar a acuerdos sobre el espacio público y el consumo. ¿Qué tal parques de
tolerancia? ¿Qué tal que el mercado lícito sea manejado por los expertos en el
tema que han arriesgado sus vidas por los problemas de inequidad social, y las
apetencias generadas por un consumismo, creado por un modelo de desarrollo
enfocado exclusivamente en el crecimiento económico?
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