Me
alegró mucho leer esta noticia del pacto entre las organizaciones por fuera de
la ley llamadas Urabeños y la Oficina de Envigado, el pasado martes 30 de julio
de 2013. Por otro lado, sentí que debía de escribir lo que me dicta mi
conciencia, cuando leí el editorial de El Colombiano, del día siguiente,
titulado “Pactos criminales estériles”[1],
en donde señala que solo es posible una tregua, si la rige el Estado, para
desmontar las bandas.
¿Qué
es el Estado? Y me voy a la página web del Congreso de la República de Colombia[2]
y señala: “El Estado es la forma en la
que se organiza la sociedad para poder funcionar mejor. Es la unión de nuestra
población, las instituciones públicas que nos organizan y nuestra cultura. La
Constitución establece dentro de los fines esenciales del Estado servir a la
comunidad, promover la prosperidad, garantizar los derechos y deberes de los
ciudadanos, facilitar la participación del pueblo en los asuntos de la Nación,
defender la independencia y la integridad territorial y asegurar la convivencia
pacífica así como un orden justo, entre otros.” Se han creado tres ramas
del poder público, para cumplir los fines del Estado; en donde una de ellas, es
el legislativo donde se crean las leyes, que debe hacer respetar, otro de los
poderes, el judicial.
Esto
significa que las leyes deben tener el espíritu que promueve la Constitución en
relación con él Estado: servir a la comunidad, promover la prosperidad, garantizar
los derechos y deberes de los ciudadanos, facilitar la participación del
pueblo, defender la independencia de nuestra Nación, asegurar la convivencia
pacífica y un orden justo. Yo observo, que las leyes creadas para luchar contra
el narcotráfico, no cumplen con el espíritu de la Constitución y del Estado y no
solamente yo, sino el equipo de abogados de la OEA, cuando plantean los cuatro
escenarios de análisis para luchar contra las drogas, dentro del estudio
entregado por el Secretario José Miguel Insulza, al Presidente Juan Manuel
Santos, en respuesta al mandato entregado a la OEA, por la Cumbre de Cartagena
del 2012[3].
La
experiencia a lo largo de muchos años, nos han demostrado, que estas leyes
contra las drogas, generan violencia, corrupción, disfuncionalidad social y
económica y además, no reducen el consumo, sino por el contrario, lo aumentan y
en forma desordenada. Estas leyes, han promovido, un problema mundial de salud
pública, a nivel mental y emocional.
La
lucha contra el narcotráfico, es una medida violenta, contra un uso natural y cultural
del ser humano, de plantas y sustancias que produzcan estados alterados de la
conciencia. Y la violencia, crea más violencia, es una Ley Universal. El alcohol,
el cigarrillo y el café, son algunos espejos de esa necesidad del ser humano de
alterar su conciencia; así como otros lo hacen a través de la meditación y la
oración. Hay infinidad de maneras.
Violencia
es contraria a conciencia. Educación es diferente a facilitar el aprendizaje y
tenemos en nuestro sistema educativo, mucha parte del origen de los conflictos
emocionales y mentales, que buscan salida en el uso de las drogas. Repetir y
memorizar, es tratar de crear una máquina humana. Sentir y pensar, es la forma
correcta de crear un ser humano con ética.
El
Estado debe promover la unión de la población, las instituciones públicas y la
cultura. Y desde el punto de vista cultural, el uso de sustancias psicoactivas,
es inherente al ser humano, a lo largo de la historia de la Humanidad, y en
algunos casos, fue el agente detonante para la creación de algunas religiones.
Unas leyes que atenten contra este consumo, no promueven la unión de la
población, sino por el contrario, la separa, entre buenos y malos; en donde los
buenos, se sienten con el derecho de maltratar y violentar, a los malos.
Este
pacto o tregua entre malos, “estructuras
dominantes del bajo mundo”, expresa el editorial, pareciera que no fueran parte de la población y realmente lo son.
Son colombianos como usted y como yo. Son hijos y hermanos, son padres de familias,
tienen familiares y sobrinos, tienen sentimientos, ríen y lloran y van al baño
también; y tienen la pasión para mantenerse en un negocio, por fuera de la ley,
que no tiene asegurado un mañana ni para ellos ni su familia, buscando las
oportunidades, que el modelo de desarrollo con base en el crecimiento
económico, no aporta, a estas instancias de la historia.
¿Matan?
Sí, es su mundo por fuera de la ley, haciendo respetar su mercado y su
territorio. ¿Matan inocentes? Sí, de la misma manera en que lo hace el
conflicto interno de nuestro país, desde hace 65 años, como lo dice el informe
entregado el 24 de julio de 2013, por el Centro de Memoria Histórica que habla que entre
1958 (les falto 10 años atrás) y 2012, el 81,5% de los 220.000 muertos, fueron
población civil. Estoy seguro, que son muchísimos más y hay datos que hablan de
más de ¡cinco millones![4]
¿Reclutan jóvenes menores de edad? Si, los mismos que decidieron este bajo
mundo, a las escasas oportunidades que brinda el actual modelo de desarrollo.
La pobreza y la falta de una educación ética,
alimenta la ilegalidad.
Qué bueno que haya salido este pacto, de su propias
entrañas y no de la participación del Gobierno de turno. Esto me indica, que están
cansados de tanta violencia, como lo están los policías y los soldados de
nuestra patria, que también son población colombiana, hijos, hermanos, padres,
familiares, que ríen y lloran y van al baño y añoran llegar a sus casas, situadas
en las comunas, las mismas donde habitan, los jóvenes de los combos. Son
vecinos y padecen, de la inequidad social, de un modelo de desarrollo, que les
toca cuidar, porque escogieron esta profesión donde prima “Dios y Patria”.
Qué cómoda es parte de la opinión pública
colombiana, cuando manda a los soldados y policías a matar a los malos, guerrilleros
y bandas criminales, mientras descansan chateando con sus amigos, desde la comodidad
de un ipod o ipad. Espero que esa misma opinión pública, piense que vamos hacer
con la inequidad social de un Medellín, que es la ciudad más inequitativa, de
un país, que es el quinto más inequitativo del mundo y que tiene además, la
responsabilidad mundial, de generar Innovación Social, y transformarnos, en la
capital de los derechos humanos.
Si somos la ciudad más innovadora del mundo y
detrás de cada innovación en infraestructura y tecnología, hay un innovador,
pues debemos de crear una Cultura de Innovación, que promueva los derechos
humanos, como sustento de cada innovador, para que él sienta y piense
libremente; y tenga la creatividad para generar amor, libertad y paz, como
espejo de la seguridad, prosperidad y equidad social que debe reinar en toda
ciudad inteligente y que pretenda ser sostenible.
Esta cristiana ciudad, que en su mayoría profesa
seguir al Maestro del amor, la libertad y la paz, debería pasar de su
religiosidad hacia una nueva experiencia espiritual, donde prime el amor a Dios
y al prójimo, como así mismo, tal y como fue el único mandamiento que dejo
plasmado Jesucristo.
Que buen testimonio debería dar este pueblo paisa
cristiano, que amar a los guerrilleros y los miembros de los combos y
organizaciones criminales, tal y como Jesucristo amo a Saulo de Tarso, el
criminal de cristianos, que una vez converso al amor de Jesús, escribió 17 de
los 24 libros del Nuevo Testamento y fue el canal Divino, para que el espíritu
diera la real doctrina cristiana.
Llamaré Saulos, de ahora en adelante, a estos
compatriotas denominados malos, por una doble moral que debemos corregir, por
un carácter escrito por principios en el amor a Dios, el amor a sí mismos y el
amor a los demás, para que la estética
de la ciudad, refleje la ética de sus habitantes.
Amigos
Saulos, que bueno que hayan decidido hacer esta tregua entre los Urabeños y la
Oficina de Envigado. Hay leyes que atentan contra el espíritu del Estado y la
Constitución y yo amo, aunque no haya votado por él, al Presidente de La
República, Juan Manuel Santos, y él nos invito a “… abrir un debate serio en la región basado en un estudio académico
responsable” y este primer debate, se dio en la Asamblea General de la OEA,
que se realizó en junio pasado, en Guatemala, con base en el informe “EL
PROBLEMA DE LAS DROGAS EN LAS AMERICAS”; y esperamos, seguir el debate,
observando la gestión pública de lo que se hace y de lo que se deja de hacer,
de cara al cumplimiento del Estado y la Constitución, y reflexionando abiertamente,
para que muchos opinen y vayamos creando una conciencia colectiva, donde la
verdad nos haga libres y así podamos vivir en medio del amor, la libertad y la
paz.
Saulos,
por favor, no hay necesidad de matar, la comunidad también está cansada de la
violencia como ustedes. Cambiemos matar por reflexionar, conversar y actuar.
Las comunidades productivas, es una salida y la OEA considera que se deben
tener en cuenta a las comunidades, en la solución a esta violencia. La solución
real está en el Estado y en unas leyes que sean afines, a sus principios y no
aquellas que las transgreden, en beneficio de otras culturas y otros intereses.
Saulos,
espero que no dejen pasar la oportunidad de firmar la paz en las conversaciones
que se adelantan en Cuba. Todos estos procesos, al igual que estos pactos,
hacen parte de la energía de una Nueva Tierra, que se siente en el mundo
entero. ¿Cuándo nos imaginábamos que un Papa como Francisco, manifestara que
quién era él, para juzgar a los homosexuales?, y expresara además, a su iglesia
y a la comunidad mundial: "Esta
cultura del desperdicio nos ha vuelto insensibles hasta el desperdicio de
comida, que es aún más despreciable cuando en el mundo hay personas y familias
que padecen hambre y desnutrición", "Me gustaría hacer un llamamiento a quienes tienen más
recursos, a los poderes públicos y a todos los hombres de buena voluntad comprometidos
en la justicia social: que no se cansen de trabajar por un mundo más justo y
más solidario. Nadie puede permanecer indiferente ante las desigualdades que
aún existen en el mundo". Y de ñapa, Saulos, si son ateos
comunistas - libre albedrío que se debe respetar y tolerar -, dice Francisco "Dios perdona a
todos, no solo a los cristianos, sino también a los ateos".
Pide
siempre Francisco que oremos por él, ¿Cuánto necesitarán que oremos por ellos, los
Saulos que habitan en el mundo entero, incluyendo los políticos corruptos y los
banqueros?
La
política es la ciencia que protege al ser humano y debe tener en cuenta la ley
del ritmo. El desarrollo sostenible, las ciudades inteligentes y la innovación
social, junto a los derechos humanos y la constitución nacional, los vectores
que abrirán las puertas, hacia un mundo entero, que quiere experimentar, este
tipo de vivencias.
Medellín,
fue conocida en el mundo por el narcotráfico y hoy es conocida, como la ciudad
más innovadora, y estos dos hitos de la historia, podremos juntarlos entre
todos y así construir nuestra propia vida y cultura, sintiendo y pensando, en
los nietos de nuestros nietos.
Ya
hay leyes que nos sirven para estos propósitos y también la voluntad de muchos, muchísimos que en el anonimato y en
las redes sociales, generan conciencia colectiva. Los indignados son muchos,
incluyendo a Francisco y la puerta está abierta para todos, incluyendo los que
se esconden detrás de todo poder y los que medran burocráticamente , con ellos,
Es cuestión de voluntas política y creatividad, alimentada por la
espiritualidad, que canaliza el amor, entre los unos y los otros.
Todos
Somos Uno.
Amo
al alcalde Anibal Gaviria Correa, aunque no haya votado por él, y lo felicito
por el cambio del eslogan del Plan de Desarrollo, “Todos por la Vida”, porque
es así, todos, todos, absolutamente, todos.
Por último, escribo muy especialmente para
aquellas personas, que sienten un desazón en su corazón, aquellas que sienten y
piensan que un cambio en sus vidas y en la vida es necesario, pero no saben cómo;
aquellas que miran atrás y luego adelante y no ven luz sino oscuridad; aquellas
que aman a sus familias, a sus hijos y a los nietos de sus nietos, aunque todavía
no sean abuelos ni padres. A aquellas que sienten que deben de pasar del
automatismo de la vida rutinaria a la autonomía del Ser Humano. A ellas, un
solo llamado: sientan, piensen, unan los dos y escriban, que lo que necesitamos
es crear una nueva conciencia colectiva, que sea mayor, a la suma de las
conciencias individuales.
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